Estudios muestran el porqué se da este problema en los establecimientos educativos.
Estudios elaborados por la Unesco y el Ministerio de Educación mostraron que las denuncias por bullying aumentaron en un 57%. Con respecto a esto, Chile se sitúa como el país con el peor clima escolar de la región.
Bullying o acoso escolar es cualquier forma de maltrato psicológico, verbal o físico producido entre escolares de forma reiterada a lo largo de un tiempo determinado. Por otro lado hay una desigualdad del poder, entre el más fuerte y el más débil. Hay una indefensión para la víctima. Esta intimidación puede ser en solitario o en grupo.
Los expertos manifiestan que el factor importante en estos casos es el componente familiar. Los agresores suelen ser violentados en sus propios hogares.
Datos de la Unicef muestran que las mujeres son quienes más violencia ejercen sobre sus hijos debido a que ellas son quienes pasan mayor parte del tiempo con sus hijos, además ellas muchas veces son también agredidas por sus parejas.
Si un niño crece con este tipo de patrones de conducta lo más probable es que también lo exprese o lo repita con otros a través de la violencia.
Además se indica que la violencia es usada en varios casos como defensa, como una manera de resolver conflictos. Hay una diferencia entre la violencia y la agresividad. La violencia es básicamente el abuso de poder (bullying), en cambio la agresividad es innata en el ser humano pero es posible canalizarla.
Aunque el acosador escolar no tiene por qué padecer ninguna enfermedad mental o trastorno de la personalidad grave, presenta normalmente algún tipo de psicopatología. Fundamentalmente, presenta ausencia de empatía y algún tipo de distorsión cognitiva. La carencia de empatía explica su incapacidad para ponerse en el lugar del acosado y ser insensible al sufrimiento de este.
Estos rasgos agresivos aparecen y se evidencian en la infancia cuando se obtiene un rol de poder. Cuando los niños están en un ambiente hostil y de rechazo expresan esta necesidad con acciones agresivas. La inseguridad y desprotección son de hecho la base de una personalidad violenta.
Otros factores que influyen en la violencia son el estrés de los menores debido a la jornada escolar, falta de motivación, largas horas en los establecimientos de estudios, pocas horas en sus hogares, lo que provoca un resentimiento.