La introducción de una molécula logra reducir en rumiantes la producción del gas de efecto invernadero.
Cada tres minutos, una vaca emite un resoplido. Es en realidad un eructo por el que expulsa metano, un gas diez veces más potente que el dióxido de carbono y uno de los principales responsables del calentamiento global que vive el planeta.
Las flatulencias de cada res liberan al día 300 litros de metano, lo que sumado a las generados por la cabaña mundial de rumiantes, incluidas ovejas y cabras, suponen el 18 % de las emisiones internacionales de gases de efecto invernadero. Más que una anécdota es un auténtico problema sobre el que es necesario actuar para ayudar a rebajar el incremento de las temperaturas y ralentizar el cambio climático.
En el 2014 los científicos demostraron que un compuesto llamado 3-nitrooxypropanol era capaz de reducir la producción de metano en las ovejas pero desconocían su funcionamiento.
Ahora, un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS), describe el mecanismo de acción de esta molécula y su capacidad para inhibir la producción de metano en rumiantes.
Los rumiantes digieren los alimentos en dos fases: primero los consumen y después realizan la rumia, es decir, regurgitan la comida para volver a masticarla y mezclarla con la saliva.
De esta manera, digieren la comida fermentándola con la ayuda de unos microorganismos de su aparato digestivo.
En este proceso, por un lado se producen ácidos orgánicos (ácido acético, ácido propiónico y ácido butírico), que son absorbidos y metabolizados por el organismo como fuente de energía, y por otro, metano, que se escapa a la atmósfera en forma de gas.
Las investigaciones realizadas en animales vivos, mediante incubaciones de microorganismos anaeróbicos en el aparato digestivo de los rumiantes, ha revelado cómo este compuesto afectaba solo a la población de microbios responsables de producir metano y no a las bacterias que contribuyen a la digestión de los alimentos.
En las pruebas realizadas se ha demostrado una reducción de las emisiones de metano de un 30 % por cada animal, sin que la alteración de la flora microbiana haya supuesto ningún perjuicio para la salud de las vacas ni para la calidad de la leche.
La introducción de la molécula no solo permite disminuir la liberación del gas a la atmósfera y contribuir así a reducir la temperatura global, sino que también «se incrementaría la eficiencia de producción del sistema de los rumiantes, al aprovechar mejor la energía ingerida a través de los alimentos, ya que la producción de metano implica una pérdida de hasta el 12 % de la energía que ingieren los animales», según explica David Yáñez, investigador del CSIC en la Estación Experimental del Zaidín.
En el estudio han colaborado la Universidad de Auburn (Estados Unidos) y el Instituto Max Planck (Alemania), además de la empresa DSM Nutritional Products (Suiza), que ha desarrollado el compuesto 3-nitrooxypropanol y tiene la patente.
Fuente: La Tercera